LA NECESIDAD DE SER CRÍTICO AFECTA A CIENTÍFICOS Y NO CIENTÍFICOS: AFECTA AL SER HUMANO
Como licenciada en Biología y especialista en Neurociencias, amo el pensamiento científico y soy una de sus máximas defensoras. Lo promuevo en la vida y en mis clases. Nos aporta una mirada crítica, basada en el cuestionamiento sostenido y sostenible, y en la revisión de nuestras creencias en base a la evidencia. Como practicante Reiki, amo por igual esa parte de nosotros que existe de manera visceral, intuitiva e inmediata. Nos aporta claridad perceptiva, compasión y acceso a una sabiduría propia profunda.
¿Cómo evolucionar como ser humano y como sociedad sin cuestionar curiosa y compasivamente la base de nuestras creencias? La respuesta es simple: no se puede. Si no soy crítica, si no me actualizo y me cuestiono en base a la realidad actual, ¿en qué mundo estoy viviendo? De nuevo, la respuesta es simple. Y un poco triste: vivo en «mi» mundo. Ajena a la variedad de experiencias que la vida continuamente trae y me ofrece.
Por eso me quedo pasmada y me genera rabia ver como tantos científicos cometen un error muy elemental en su razonamiento: se trata del popular Sesgo de Confirmación contra el cual, paradójicamente, tanto lucha la ciencia.
Muchos científicos remarcan despectivamente la diferencia entre «Ciencia» de lo que es «Pseudociencia», catalogando a la acupuntura, la homeopatía, terapias de Tacto (Reiki, Tapping) y una amplia gama de enfoques, como «Pseudociencias», es decir «Falsas Ciencias». ¡Qué puedo decir, cuando entiendo de dónde sale este resentimiento! A menudo, los terapeutas y especialistas de otros enfoques médicos promueven un mercado alternativo de Salud a precios desorbitados y … y escudándose en pretendidas «certezas científicas» que no son tales. MANIPULAN AL CONSUMIDOR DESDE LA IGNORANCIA PARA OPTIMIZAR SUS BENEFICIOS. Sobretodo es sensible a enfermedades como dolores crónicos, fibromialgias, somatizaciones y otros trastornos para los que la medicina occidental solo puede aportar «Mire, le tocará tomarse esta pastilla cada día. Pero alégrese: está usted viva»
Ahora bien… ¿qué no llegamos exactamente al mismo punto, si observamos cómo hoy en día nuestro día a día está Farmacoholizado? Los precios que cuesta una Quimioterapia o un tratamiento anti-VIH son esperpénticos, y lo son porque alguien tuvo la genial idear de patentar ciertos descubrimientos a un precio que le remita soberanos beneficios… independientemente de su Responsabilidad Social. Claro, hay que pagar patentes, yo no seré el último mono… ¿o no? Aquí ya no se oyen tantas reflexiones críticas. El sector crítico más duro, ataca de forma agresiva y frontal cualquier intento de acceder a conocimiento por otros métodos que no queden recogidos en el actual modelo de pensamiento y marco aceptado por la ciencia actual. Y en lugar de tender puentes, levanta muros infranqueables que afectan al paciente/usuario/cliente: al ser humano.
Entiendo la necesidad de señalar a quien pretende hacer pasar su conocimiento como científico a cualquier precio para vender más. ¿Pero la solución es denunciar etiquetar como «pseudociencia» todo lo que no está demostrado vía paper científico? ¡Ésto es patético! Es patético porque precisamente, un científico no debería permitirse semejante error: debería ser el ejemplo más firme y claro del sano y constante cuestionamiento de las propias ideas en base a la evidencia. Conocimiento científico sólido, que de aplicarlo en sí mismo en su proceso de generación de conocimiento, le haría concluir que está reafirmando lo que ya sabe a costa de cerrar la puerta a otras experiencias que podrían modificar sus resultados y por tanto, sus conclusiones. Por el simple hecho que no puede explicarlas, de que le complican su simplificación científica (¡y reduccionista!) de la Vida. Le mostraría que como Ser Humano que es (antes que científico), es parcial. Que tiene preferencias y zonas de comfort
Si se atreviera a seguir razonando (lo que implicaría que por un momento dudase de si tiene razón, lo cuál gracias a su formación científica debería ser fácil), llegaría a la conclusión de que tiene una formación que no inventó un Dios todopoderoso atemporal, sino los intereses de muchos Seres Humanos que han hecho ciencia antes que él. Y que si él o ella, como científica, no se cuestiona de dónde viene y qué motiva el actual enfoque científico (tanto en las universidades como en empresas), se comporta como un charlatán más que promueve lo que interesa, distorsionando la realidad a su beneficio. Aunque tenga un sello científico que le deje tranquilo a su propios ojos y a los de su tribu, sus colegas, sus partners. Aunque vivamos la época en la que el Pensamiento Científico es tan valorado.
CÓMO REACCIONO CUANDO NO ENTIENDO UN HECHO
¿Acaso la Ciencia no es el estandarte de la revisión de creencias en base a la evidencia actual? ¿Por qué ese rechazo visceral a lo que no ha sido contrastado en forma de artículo científico? Un científico debería ser el último en cometer este error tan garrafal, dada su sólida base y compromiso con la generación de conocimiento robusto.
¿Es posible que muchos científicos opinen de manera acrítica, sin ser conscientes de que su educación científica también está sesgada en base a intereses muy humanos, que nada tienen que ver con el rigor científico? Desgraciadamente, observando la lluvia de desprecios de especialistas científicos hacia otros profesionales de la salud, de nuevo la respuesta es que sí.
Y el motivo es sorprendente: es el Miedo. Algo tan humano como antiguo, presente en todas nosotras y nosotros. Miedo a lo desconocido e incomprensible. Miedo a enfrentarse a preguntas para las que la ciencia no tiene respuesta. Por lo menos, la actual ciencia Occidental, tan basada en atender al síntoma inmediato y no a la causa primigenia. ¡Y luego se extrañan de que tanta gente corra a las consultas de los terapeutas alternativos!
A veces, y por supuesto bien fundado, temen que el usuario o paciente quede a la merced de un autoproclamado especialista, una persona irresponsable, vaya. Lo cual, tristemente pasa demasiado a menudo. Lo he vivido en mi propia vida y puedo empatizar con este rechazo.
Así que sigamos tirando del hilo del Miedo: cuando no entiendo algo, una de las reacciones naturales en mi es el miedo, la duda y la desconfianza. En este momento, si no estuviese conducido por mi emoción y aplicase el razonamiento científico, ¡sería genial y de gran ayuda!, ya que es riguroso a la hora de establecer teorías y paciente y sólido para comprobarlas. Me esforzaría por definir las variables cuantas veces requieran. Por aceptar que tal vez aun no tengo manera de medir lo que necesito medir, que falta la tecnología adecuada o un enfoque totalmente nuevo de mi problema. Que no existan 100 artículos con resultados replicados en revistas de impacto científico como Nature o Science, que demuestren la eficacia de la Acupuntura, no significa que practicarla sea un timo y que quien lo hace esté equivocado. Y menos aun, que cuando alguien me ofrece sus servicios, sea un ignorante o peor, un charlatán que quiere embaucarme a propósito para sacarme el dinero sin ética profesional alguna y atentando contra mi salud. Es una acusación gravísima que, si se hiciera contra un médico por mala praxis, podría costarle su carrera.
Aquí puedes leer algunos de los casos más mediáticos de fraude científico. Como ves, la mentira forma parte del Ser Humano, no de un área de profesionales concreta.
En lugar de generalizar contra las mal llamadas «medicinas alternativas» y «terapias energéticas», deberían ver al profesional del que hablan. ¿Y si proviene de una familia china que se dedica desde hace décadas a la Medicina y ha adquirido un basto y completo conocimiento del cuerpo y mente humana? No creo que a un médico bien formado de la Seguridad Social le gustara oir a un acupunturista diciendo «Es que todos los médicos Occidentales no tienen ni idea de salud, en el fondo. Mucha memoria para aprovar el examen, luego te dan pastillas y a correr». Es tan parcial como etiquetar la Acupuntura, la Homeopatia o el Reiki de «pseudociencias» sin mirar de quién en concreto se está hablando: en qué y cómo se ha formado, cuál es su historial de pacientes…
Si cada médico de la Seguridad Social que no cura a su paciente (o peor aun: que comete un error) fuera denunciado por mala praxis, el Sistema Médico se derrumbaría. Eso sí, cuando se trata de acusar otros enfoques que no son el «nuestro», el occidental, nos permitimos ponernos extremistas… ¡qué poco ecuánimes somos, para ser científicos!
DESASTROSAS Y MILLONARIAS CONSECUENCIAS DE INSISTIR EN TENER RAZÓN
Insisto en no perder el foco de lo que es importante: cuando siento Miedo, tomo decisiones de manera automática, inconsciente y movida de manera primaria por dicha emoción, no por un razonamiento maduro. Sea científico, o sea una abuelita que no salió de su pueblo en 80 años o un maestro de Yoga.
Es un gran problema que, frente al Reiki, la Homeopatía y la Acupuntura, muchos científicos se pongan reactivos o se encojan asustados de que otros las practiquen. Nos está costando millones de euros en investigaciones evitables y una pérdida de tiempo y recursos materiales y humanos irrecuperables. Además, al negarnos a incorporar otros datos, la investigación avanza más lentamente. Y mientras el que pierde, es el de siempre: el usuario o paciente.
En lugar de experimentar con estas técnicas con alguien de confianza, de hacer dialogar sus resultados e invertir tiempo en desmontar sus creencias a priori sobre ellas, denuncian que existe un mercado irresponsable que puede aprovecharse del consumidor necesitado. ¡Cómo si la Ciencia no fuera un producto a día de hoy y la Industria Farmacéutica fuera una ONG de hermanitas de la caridad, que no se preocupa por la rentabilidad de sus productos! Recuerda que el Ébola está controlado en países europeos, pero no en otros más pobres…. ¿casualidad?
Con el miedo visceral que sienten estos científicos de mira corta ante hechos que no se explican en papers científicos, atacan visceralmente a otros enfoques que proporcionan calidad de vida y bienestar. Enfoques, a menudo, basados en la prevención de la enfermedad.
¿No forma parte de la ciencia estudiar cómo se genera la salud y el bienestar, así como las causas de una enfermedad? ¡Pues claro que sí! Ahora, sin embargo, parece que vivimos en un momento oscuro en el que confundimos el Mapa de la Ciencia actual, con el Territorio que de la Vida. Como si el pensamiento racional fuera ajeno a las emociones y a la representación de mis experiencias que registro en mi cuerpo. A asociaciones emocionales que guían mi felicidad y mis decisiones. ¡Es absurdo seguir así! Miremos la Neurociencia más puntera a través de Teorías de Embodied Cognition & Enaction, o la Hipótesis del Marcador Somático de Antonio Damasio Alonso, como también la importancia del tacto a la hora de afectar a nuestra percepción a la que apunta David Lindn.
Y de esta manera, como científicos cometemos un error muy grave: negar la complejidad del Ser Humano y sus misterios como parte natural de nuestro proceso de generación de conocimiento científico. No haber encontrado la prueba definitiva o la respuesta no significa que no exista la pregunta: significa que aun no conozco la respuesta y punto. La ciencia, en lugar de juzgar alejada y desapegadamente con su dedo positivista (la ciencia es mucho más que Popper!!!), debería humildemente aceptar la limitación de su propio método.
¿ENTONCES QUÉ HACEMOS?
Hay experiencias que no sabemos cómo medir aun o que son difíciles de medir por su complejidad, como:
1- ¿Qué es exactamente el efecto placebo y cómo opera?
2- ¿Qué mecanismos epigenéticos concretos participan en que un montón de células indiferenciadas e hiperproliferativas, se transforme en un tumor maligno?
3- ¿Por qué un mismo medicamento afecta de forma diferente a dos personas?
Sería estúpido negar que estas 3 situaciones existen y que tienen consecuencias vitales en nuestra vida. Sería mentira negar que nos cuestan millones de euros a nivel médico. Y que generan malestar en los profesionales que cuidan de nuestra salud, cuando deben responder a un pregunta como «Doctora, ¿usted cree que saldré adelante?
Es arrogante pretender que como la ciencia no puede responder a ello, nadie más puede ni siquiera intentarlo. Por ello, animo a todo científico y practicante de terapias alternativas/medicinas no occidentales:
1- A que no compitan ni se peleen por ser los poseedores de la verdad.
2- A ser 100% transparentes y sinceros con lo que la ciencia ha conseguido demostrar a día de hoy.
3- A no manipular la presentación de sus logros o eficacias para que una industria (farmacéutica, universitaria o empresarial) le financie.
4- A que cooperen y sumen sus conocimientos por el bien de la Humanidad y sean permeables a lo que otra perspectiva pueda ampliar su propio campo de estudio. Juntos, pero no revueltos.
5- A que se financien y promuevan legalmente dichos encuentros y ampliaciones de paradigma por el bien de la Humanidad.
Te invito a leer este artículo del Círculo Escéptico Argentino donde te recomiendan cómo buscar información científica para constrastar las noticias que te importan de forma crítica.
RESPETO DESDE Y PARA TODOS, ¡POR FAVOR! Ampliar nuestras perspectivas, las preguntas que nos planteamos y el cómo llegamos a conclusiones válidas, es propio del Ser Humano, no solo de la Ciencia.
Crisal Rodriguez, fundadora de la Productora Cultural CON.CIENCIA, Promoviendo RRI (Responsible Research and Innovation) & Cultural Heritage.