Uno de esos días

Una mezcla de sorpresa, alegría y orgullo se mezcló el sábado pasado en el Museo de arte contemporaneo de Barcelona (CCCB), cuando gané la edición de enero de PoetrySlam Barcelona con este texto. Que el público valorara tanto un poema acerca de los beneficios de la menstruación y el poder de la sensibilidad femenina… me resulta realmente emocionante por todo lo que implica.  Así que gracias de corazón: no gané solo yo, el sábado, sino que ganamos todas las personas que nos abrimos a vivir naturalmente nuestros ritmos vitales 🙂



Hoy estoy en uno de esos días,

uno de esos días con humor de contracciones, pariendo revoluciones y los ojos en carne viva.

Con mis pupilas fijas,

los ojos clavados

en el eterno retorno del giratorio péndulo que son futuro y pasado,

futuro y pasado,

que hipnóticos    son cuerpos e historia,

que estáticos    repiten miedo, legados,

sin importar la forma, la tuya o la mía.

 

Hoy sería fácil justificar palabras con hormonas,

pero no seré tan simple.

Sería negar la profundidad y el poder que me da vivir en mi ser,

mes

tras mes,

un ciclo

de vida y

de muerte.

 

Río,

río al ver ojos huracán,

que sin saber a dónde van… quieren calmarme.

Río en carcajada al admirarme

de que yo soy previsible, cíclica y continua,

y ellos, mis verdugos,

ellos son incontrolables.

Ellos sangran y desangran a capricho y “esto es mío”.

 

Respiro.

Mantengo la compostura ante la situación impuesta,

un pacto secreto en el que nací:

 

En reuniones, propondré ideas

que solo al decirlas él, o él, o él… darán cosecha.

 

Mi compasión infinita

cuidará de la familia como dicta la naturaleza

porque ser mujer es eso.

Es… los demás siempre primero,

es…descuidar mi propia piel,

mi tan sensible piel que hoy, en uno de esos días

es la piel del mundo

y dentro y fuera pierden todo el sentido,

hasta que sus guerras me sangran y se hacen guerras mías.

Y me desgarra la insensible mirada, históricamente repetida

hasta hacer Una gran verdad de una sarta de medias mentiras.

 

Pero el chorro que gotea me recuerda que estoy viva,

más viva que tantos que se aferran a la vida con dientes,

destrozando su alegría,

destruyendo su milagro,

aniquilando su poesía.

 

Me abrazo tan fuerte que al fin duerme mi bestia

y abrazo el poder de la muerte,

que me hace más bella que nunca aclarando de sangre mi mente.

 

Respiro.

Mantengo la compostura

ante la situación impuesta.

Un pacto secreto en el que nací.

 

Compartiré ahora un secreto

Que al crecer descubrí:

 

Instrucciones de uso de la vida (por favor siga leyendo):

Introduzca su mano en el pantalón,

saque sus gónadas gentilmente

y golpee con ellas fuertemente encima de la mesa.

Golpee, golpee hasta que alguien lo escuche y nunca, jamás se detenga.

Acuse cualquier otra estrategia de débil, exagerada o antisistema.

Golpee y destruya sin piedad todo aquello que no entienda,

negando si es preciso incluso su existencia.

 

 

Dime

 

¿Cuándo fue?

Dime.

Que elegimos vivir infectados de incómodos silencios.

 

Dime ¿cuándo es

que la voz del estruendo

ciega bocas, calla ojos

y muertos todos

prendemos la tele y gritamos GOOOOOOOOOOOOOOOOL?

 

Yo enmudezco

y te miro, desde el córner,

con mis juegos bien abiertos

queriendo provocar un fuera de sueño a tus costumbres

 

No, no hacen falta zancadillas.

 

Porque el milagro de la vida

viene y se va, se va

se escapa cada hora

alejándose del centro y… fuera!!!

Uuuuix

¡Qué emocionante es ver mi vida pasar desde las gradas!

 

 

Dime cuándo fue

Que elegimos vivir infectados de silencios ruidosos, colectivos

Que por no decir, no dicen nada.

Que ocupan tanto como pesan.

Que pesan tanto como piensan.

 

Y cuanto más presión aguanta un cuerpo,

más aumenta su temperatura

… y yo reviento de calor

en este cementerio de retaguardias

que aplanan el césped  con cementos de neurona

 

Cada una,

unida 10.000 veces a 10.000  oportunidades

dispara un “bueno, ya ha pasado otro día”

 

Dime cuándo fue

Que compramos silencios de vestido,

peinados claustrofóbicos y collares tan bonitos.

Que con 30 años me duelen los pies:

son tan altos los tacones que me sostienen el alma.

A veces siento los temores clavados, esa hebilla barata

de un sujetador mal comprado

que encima no elegí.

 

Dime, qué hago con el ruido

si hay tanto que ya no hay espacio ni tiempo.

 

Yo, lo que sé y ahora te digo

es que llevo en mi un estadio

donde no cabe el tedio ni el derecho al olvido

que me equivoco, sí.

Y estoy aprendiendo a perdonar.

Y que mis pasos son pilares

que mis ruinas son tesoros

y el instante en que te miro es un encuentro irrepetible

que no pienso perderme.

Te juro que la promesas que te rompieron en el camino

no son ya tan importantes

y que codo a codo,

juntas, equipo,

juntos, todos ganamos el partido.

Hermanas, Hermanos

 

Hermanas y hermanos:

en este continuo post-momento de infra-verdades

no seré yo quien grite Justicia.

 

Al final va a ser el mundo el que acabe con nosotros

a falta de proponernos nosotros como un mundo mejor.

 

Es irreparable: las caracolas hace tiempo que no cantan

Es universal: no queda un ser humano sobre la faz de la tierra.

Es irreversible: los extraterrestres se han ido y nos han dejado solos.

¡Nos dieron una oportunidad, hermanos y hermanas, nos sacaron del mono!

 

¿Cómo culparles?

Ahora somos 7.000 millones de mamíferos

repitiendo temores futuros y errores pasados.

Repitiendo futuros peores y horribles pasados

Repitiendo

el legado de nuestros padres.

la herencia de nuestros abuelos.

Apuntalar sus pilares con nuestras dudas y el ácido en la lengua y en los párpados.

 

Hombres tan poderosos

escondidos en trajes chaqueta.

Mujeres diosas de vida

Suplicando que alguien las valore.

Ancianos tan sabios

Repitiendo sus dramas de siempre.

Criaturas tan vivas

Que hay que medicarlas para que no nos renazcan a todos.

 

Hermanas y hermanos,

Nadie es imprescindible y todas somos necesarias.

Sin nosotras, ¿en quién creería Dios?

 

¿Cómo pedirles a ellos, a los de arriba, que amen?

Como pediros a vosotros amaros,

cuando entiendo yo tan poco este verbo y la aspereza de mis manos?

 

¿Cómo exigir paz en el mundo, vendiendo humo de bala,

calentando acero en mi propio hogar?

 

Las arrugas del tiempo nos recorren a todas.

Somos la piel del olvido.

Un olivo cumple su faena mejor que nosotras. Él hace lo que tiene que hacer.

Y aunque Lorca descansa en una cuneta, aun brota de él hierbabuena.

 

¿Cuándo, hermanas y hermanos, entenderemos lo que verdaderamente significa ser de la vida    poeta?

 

Hace tiempo que miro y critico a la vez, por pura supervivencia,

No os enfadéis conmigo, no es personal.

Yo sé que estamos cavando la tumba entre todos.

 

Así que entre la salvación o vosotros,

Elijo quedarme conmigo.

 

Es más fácil palpar mi propia piel

que señalar todos nuestros defectos

Y … mi destino será el mismo.

 

Mis bolsillos están llenos de ilusiones

y de piedras

Muchas han caído y las que aún resisten,  no soportan el choque con vosotros.

Solo de ello puedo hablaros.

Yo veo a Dios en todos lados.

 

Por lo demás,

no puedo ser moraleja de nada ni consejo de todos.

Me disculpareis que no os cuente nada nuevo,

porque sé que vosotros

sabeis perfectamente lo que estáis haciendo.

 

Perdonad que haya olvidado vuestros nombres:

Ahora me es más fácil reconoceros.