¡Qué bien que ya no hace falta el feminismo!

Subtítulos en español e inglés disponibles 🙂

Y pasó. Cuando me hice sensible al feminismo y me puse las gafas violetas por primera vez, fue un momento de regeneración vital enorme: sobre mi identidad y mis reacciones ante la vida; sobre la diferencia vital entre sexo y género y tooooodas las reflexiones a las que nos catapulta; sobre la necesidad de hablar de feminismos en lugar de feminismo; sobre la necesidad de incluir en las discusiones feministas el peso del capitalismo y del racismo, transversales al cuestionamiento del patriarcado. Todo ello, con el único motivo de atravesar este inconsciente colectivo que nos ahoga en inercias caducas y dolorosas.

El feminismo es, para mi, un -ismo vital para poder avanzar hacia una sociedad más justa, sensible y fuerte basada en los cuidados y respetuosa con los ritmos vitales reproductivos, además de productivos.

Es un -ismo. Es decir: una ideología. O sea: es una parte del pastel y no el pastel entero. Y parte del mundo de las ideas: es una idea que nace como oposición a otra idea (¡y menos mal!). Por eso ahora, que el feminismo es una realidad que va calando en muchos lugares del mundo, veo necesario ir a debates más sutiles , que siempre aguardaron tras los debates urgentes que iniciaron este movimiento. En definitiva: me urge ir a la raíz del problema para desactivar todas las bombas hijas que nos explotan a cada paso.

Sabía que más pronto que tarde acabaría sintiéndome incómoda y protestando ante los discuros simplistas duales sobre mujeres y hombres, sobre víctimas y verdugos. Sobre el culpar al machismo y el patriarcado, en general, como si fuera algo que existe en el aire. O aun peor: acusar a los hombres de todos los dramas. Sobre el disculpar a las mujeres alienadas y empatizar con ellas porque son mujeres e históricamente, toca compensar la balanza.

¿Es que acaso un hombre educado en sus emociones, feliz y en paz consigo mismo mataría, humillaría, despreciaría o violaría a alguien? ¿Por qué empatizar con nuestro sufrimiento más que con el de ellos? Por pura subjetividad e identificación caprichosa con este cuerpo que tengo que…¡oh, paradoja! No quiero que me defina. ¡Pobres mujeres! ¡Jodidos hombres! Ni se te ocurra tratar de entender que su dominación nace de una profunda herida, tanto como nuestra histórica sumisión.

NO. BASTA. Si vamos detrás del encuentro sincero y no de luchas de poder, esta actitud es insostenible.

Me irrita y hace reír a partes iguales la facilidad de muchos hombres para contestar un «¿Otra vez?» con un torneo de ojos en blanco, al oir una comentario feminista. Y lo mismo me pasa cuando oigo mujeres heridas que, igual que me ha sucedido a mi en ocasiones, confunden la herida privada con la lucha colectiva. No porque no sea lícito o humano. Sino porqué una vez reconoces que estabas ciega, ¿no te vas a pasar tu vida quejándote, verdad? Se supone que harás algo para vivir mejor. Se supone que pasarás a la ACCIÓN.

Por supuesto que me sé un sensible y dependiente del medio en el que elijo vivir. De aquí 20 años, la epigenética, la psiconeuroinmunoendrocrinología y el estudio del microbioma nos dejaran jodidamente maravilladas, visibilizando mil y una conexiones que hoy la mayoría de cientificos ni logran imaginar (pese a todas las pistas y papers al respecto). Porque, en resumen, lo que hay es lo mismo: el idealismo romántico y la inmadurez. No responsabilizarse del propio peso: de las necesidades, sentimientos y las acciones de cada uno. Tirar balones fuera. Y así, negarme la posibilidad de liberación a través de la responsabilidad radical de sostenerme a mi misma hasta las últimas consecuencias. Porque no queda otra salida, ni nadie vendrá a salvarme. Basta de repetir el maldito arquetipo príncipe-princesa, salvador/salvado de forma malsana. Hay que desmontar el puzzle con cariño y cuidado, para elegir conscientemente qué fichas necesito y deseo, qué me hace bien. Deconstruir roles e inercias con una mente afilada conducida por un corazón amoroso y compasivo.

Y es que de eso se trata, para mi: de vivir con la sensibilidad despierta al máximo para crecer más fuertes, sanas e inteligentes. Y eso, querides, no entiende de sexos. Es una decisión personal y valiente. Es la jodida revolución. Es la antesala de nuestra libertad.

Veamos quien acepta el desafío y se atreve a cruzarla.



Sufre

 

Sufre.

Te receto la mejor medicina

para quitarte las tonterías.

Y no,

no deseo tu dolor

ni deseo tu caída.

 

Pero tu te empeñas

en sostener ideas

en devorar pasiones

en bajar a pozos

para gritar luego

«estoy mal»

«estoy mal»

«ayuda»

 

Y yo,

que escucho,

que oigo sin querer,

que oigo tus abismos

que soy radar de sombras

que soy fiel,

yo

te sigo.

 

Y bajo, me hundo,

bajamos a tu inframundo

nos hundimos en tus entrañas

una y otra vez.

Y golpeamos,

recibimos.

Lloramos,

nos reímos.

Te doy fuerza.

Y mi fe

deviene tu fe.

 

Y me digo

que ahora sí,

que ahora has visto

y ahora entiendes.

Que ahora sientes

donde hay oxígeno

y donde no.

Sonrío.

Sonríes.

 

Pero pasa un mes

y te caes.

Y me fijo.

Desconcertada,

me fijo.

 

Y te veo.

Ahora sí,

esta enésima vez,

te veo claramente.

Ahora que no me arrastra tu urgencia,

Ahora que no estoy desesperada

hambrienta por ayudarte,

ayudarte y serte útil,

serte útil y así amada.

Ahora sí,

te veo.

 

Caes,

no por accidente,

no por mala suerte,

tu caes

porque te dejas caer

caes por la inercia

de un cuerpo acelerado

por su mente demente

con su miedo y miedo al miedo.

Te bebes y te bañas

insaciablemente en tus heridas.

Viciosamente caes.

Caes por placer.

Retorcido y perverso placer

que anticipa atenciones

y anticipa abrazos,

que anticipa la confirmación

de que sí,

de que estás sufriendo.

 

De «Hoy no puedo más»

pero mañana vuelves.

De «Hoy me pagan una mierda»

pero mañana doblo horario.

De «Hoy vamos que cambiar el sistema»

pero mañana recreo sus errores.

De «Hoy no tengo dinero»

pero mañana sigo esperando que alguien me salve.

De «Hoy no se qué hacer, no la amo»

pero mañana estaré casado

De «Hoy me maltrata»

pero mañana retiro la denuncia.

 

Te hablo

de mi

a mi otro yo.

De ti

a tu otro tu.

Te hablo

de víctima

a víctima.

De juez a juez.

 

Deja de engañarte

y no hables en vano.

Si no quieres ser responsable de ti mismo,

solo calla.

Calla y lleva tu cruz,

siéntela con todo su peso.

 

Súfrela.

Sufre.

Hasta que se te lleve por delante

y te rasgue, piel, alma y entrañas.

Sufre hasta que tumba, cruz y lágrima sean uno.

Hasta que hielo, caja y pandora.

hasta que fuego, bomba y a rastras.

Sufre hasta que te partas

hasta que tu cráneo grite en silencio

BASTA.

 

Sufre

hasta gritar BASTA.

BASTA.

BASTA.

 

Sufre

hasta agotar tus reservas de dolor

y que lo único que te quede

sean ganas de vivir

este momento.

Este poema es para ti, Mujer

Este poema es para ti, mujer.

Para ti, anciana,
que has pasado una vida de penurias
que has luchado por los tuyos
y te has creído
que cargar con todos los fardos
es tu destino.
Que te ríes
de los que vemos la vida con alegría.

Siento tu pesadez
lamento que tu carga fuera tan pesada.
Que el miedo fuera tu aire
que la guerra y el hambre fueran tu casa

Ahora
puedes dejarlo atrás y volver a vivir.
Este poema es para ti.

Para ti, anciana,
que te dejaste seducir por el oro
y todo quisiste arreglar con dinero
y callando las cosas malas.
Que hiciste de cada mantel y de cada copa
una parte de ti,
despreciando a quien no las tiene.
Misteriosamente
nadie quiere venir ahora a regarte,
a ti,
que fuiste tan rica flor.
Tu,
que llenaste de pétalos
tantas veces tu cama
nunca aprendiste a plantar ni hacer crecer.
Tu,
que solo copias lo que hacemos todos.

Siento tu ceguera
y lamento tu error.

Ahora
puedes descubrir que la vida es mucho más.
Este poema es para ti.

Para ti, madre
que escogiste serlo
porque es lo que hay que hacer,
porque es lo normal
sin saber
que el poder del amor
sacudiría tu vida de esta manera,
poniéndote tantas veces a prueba
sacándote de la normalidad
deshaciendo tus certezas.

Siento tu miedo,
lamento que hayas crecido miedosa de ser espontanea,
miedosa de ser sincera

Ahora puedes abrazarte a toda ti, entera
Este poema es para ti.

Para ti, madre
que escogiste serlo
para sentirte llena
y con los años
viste a tus crías huir de abrazos cadena
Que al quedarte sola,
en silencio lamentaste tanta mala suerte
tras tanta entrega.

Siento que tu vacío fuera tan grande
y que nadie a tiempo acudiera.

Ahora puedes llenarte con toda tu vida,
la tienes por delante.
Es para ti.
Como este poema.

Para ti, amiga,
que te rebelas ante el sistema,
con pelo rapado o con rastas
con ropa ancha,
marihuana
y canciones revolucionarias.
Que defiendes el One Love
solo
con aquellos que son como tu.
Que sin entender lo valioso
que fue poder hacer trueque con dinero
te llamas anticapitalista
Que promueves reflexiones
que serás incapaz de sostener hasta la última de sus consecuencias,
por tí misma.
Que eres okupa
hasta que llega la hora de hacer una lavadora en casa de tus padres.

Siento tu rabia, lamento que no te comprendieran
Ahora puedes soltarla y construir tu propio sistema
siendo responsable de ti misma.
Este poema es para ti

Para ti, amiga,
que depredas con tus faldas
milimétricas y bien pegadas,
que te pones
“porque te apetece”,
como esos escotes
que hacen más visibles tus pezones
que el negro de tus pupilas
que te pones
“porque eres una mujer emancipada
y es tu derecho, porque eres libre”
Que disfrutas levantando instintos
para despreciarlos sádicamente después.

Siento que callaran a la loba que hay en ti.
Ahora puedes gozar de tu cuerpo, que es tu alma. Sin tapujos ni vergüenzas.
Este poema es para ti.

Para ti, amiga,
feminista empedernida
que de tanto insistir en la igualdad
se olvida de las bellas y benditas diferencias
que nos complementan.
Que curiosamente acaba con hombres
de poca fuerza, bien sumisos
que buscan alguien que los quiera.
Siento como tu ,que es hora de acabar con tantos años de abusos
Ahora es el momento de Ser Mujer. De verdad.
Y amar profundamente a los hombres y no hacerles más la guerra.
Este poema es para ti.

Para ti
y para mi.
Este poema es para nosotras.